El Covid-19 no sólo trajo la pandemia mundial, también trajo el fraude alimentario a nivel mundial.
Se han descubierto casos desenfrenados de fraude en alimentos y bebidas en varios mercados de la Unión Europea. La lucha contra estos delitos, principalmente en productos como la miel, el alcohol y la venta de carne de caballo, abundaron durante la pandemia, que hizo necesaria la intervención de Europol e Interpol. La miel falsa elaborada con jarabe de maíz y alteraciones de azúcar representó un volumen importante de bienes decomisados. Además, las importantes infracciones a las bebidas alcohólicas dieron lugar a la incautación de 1.7 millones de litros de productos de bebidas, mientras que también se apuntó a la carne de caballo ilegal.
La operación coordinada, con nombre en código de OPSON 2020, es la décima de su tipo. Se desarrolló desde diciembre de 2020 hasta junio de 2021 e involucró a autoridades policiales de 72 países, incluidos 26 estados miembros de la Unión Europea.
Tras la publicación del informe de la investigación de Copa-Cogeca, una asociación europea de agricultores y cooperativas agrícolas, presentaron sus hallazgos desde el punto de vista de pérdidas en la industria.
¿Qué es un alimento fraudulento?
Esta es una de las industrias de más rápido crecimiento del mundo y no sólo significa que los alimentos están adulterados con ingredientes más económicos o dañinos, sino que también puede ser el etiquetado incorrecto o la marca de los productos, por ejemplo, comprar un producto en una tienda que usted cree que es de una marca de renombre, pero en realidad, puede ser de un proveedor desconocido diferente.
Esta confusión se traslada también al movimiento de alimentos orgánicos, el cual se está volviendo más popular, ya que las personas pueden elegir esto en lugar de los no orgánicos por muchas razones diferentes y, en general, son productos más costosos, pero ¿cómo saber que los alimentos orgánicos que está comprando son realmente orgánicos?
“El fraude alimentario sigue siendo un problema importante con un costo anual para la industria alimentaria mundial estimado en 30 mil millones de euros (35,400 millones de dólares)”, detalló Ksenija Simovic, gerente de comunicaciones de Copa-Cogeca.
“Una parte significativa de los productos falsificados se producen fuera de la Unión Europea, lo que daña las exportaciones e indirectamente la reputación mundial de los productos agroalimentarios europeos”, agregó.
La pandemia aceleró el fraude alimentario
Europol ha observado que los productos de baja calidad que se infiltran en la cadena de suministro de alimentos posiblemente estén relacionados con las repercusiones de la pandemia de Covid-19, como destacó la directora ejecutiva de Europol, Catherine De Bolle.
“Se pueden encontrar alimentos y bebidas falsificados y de calidad inferior tanto en el mercado físico como en línea. El mayor riesgo para la salud de los consumidores es proporcional a la reducción de la calidad de las materias primas utilizadas en el sistema de procesamiento de alimentos”, advirtió.
Entre los productos fraudulentos confiscados por OPSON 2020 se encuentran los bivalvos, un tipo de molusco que se consume popularmente en platos de mariscos que no es apto para el consumo humano. El resultado fue ocho detenciones, siete empresas investigadas y la incautación de 120 mil euros (141,500 dólares estadounidenses), 25 vehículos y 12 embarcaciones.
“La armonización internacional y la cooperación global son fundamentales para luchar contra el fraude alimentario de manera coordinada y, por lo tanto, pueden proporcionar una protección más eficaz de la excelencia agroalimentaria de la Unión Europea, dondequiera que se produzca, comercialice y consuma”, subrayó Simovic.
Y agregó: “Los tipos más comunes de fraude alimentario incluyen etiquetado incorrecto (42%); reemplazos / diluciones / adiciones / remociones en el producto (20%); tratamiento y/o proceso no aprobado (16%), así como documentar fallas falsificadas o manipuladas (15%)”.
Bebidas alcohólicas adulteradas
Se descubrió que se habían utilizado colorantes para cambiar la calidad de las bebidas alcohólicas traficadas. OPSON 2020 realizó incautaciones de hasta 47,660 litros de whisky falso y 9,550 litros de alcohol falso para la fabricación de bebidas espirituosas fraudulentas.
En España, las operaciones de la Guardia Civil y las autoridades aduaneras, apoyadas por Europol, provocaron 14 detenciones.
El Cuerpo de Carabinieri italiano (NAS Carabinieri), con el apoyo de la policía suiza y Europol, realizó ocho arrestos domiciliarios. La mayoría de las infracciones relacionadas con el vino y el vodka también notificaron infracciones fiscales.
La acción específica sobre el alcohol y el vino se llevó a cabo en Bélgica, Bulgaria, Croacia, República Checa, Estonia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Macedonia del Norte, Noruega, Polonia, Portugal, Rumania, España y Escocia.
“Los productos con indicaciones geográficas (IG) y aquellos que se benefician de otros esquemas de calidad son especialmente propensos al fraude alimentario debido a su mayor valor (en promedio, el precio de un producto con IG es 2.1 veces el precio de un producto comparable sin IG), porque se puede hacer fácilmente (sólo hay que cambiar el etiquetado). Entonces, los productos procesados también son el objetivo porque es bastante fácil reemplazar un ingrediente por otro que es más barato.
La falsificación de alcohol sigue siendo una grave amenaza para los consumidores al tiempo que afecta negativamente a los productores legítimos. La Red de Comunicadores de Lucha contra el Fraude de la OLAF (OAFCN) coordinó las actividades contra el fraude relacionado con el alcohol y el vino.
Miel falsa incautada
OPSON 2020 realizó 495 controles en productos de miel, de los cuales se encontró que el 7% no cumplía con las normas. Las autoridades verificaron principalmente la detección analítica de los jarabes de azúcar y maíz. Como resultado, se incautaron más de 51 mil kg de miel tratada de manera fraudulenta, de hecho, es uno de los productos más alterados, ya que son muy difíciles de rastrear.
Las autoridades dedicadas a la seguridad alimentaria realizaron controles en los mercados internos, incluidas las ventas directas de ganado, la recolección y el procesamiento de productos apícolas, el comercio mayorista, los distribuidores, los depósitos, los mercados callejeros, los comercios minoristas y la producción de alimentos listos para el consumo.
Se implementó una acción específica sobre la miel procedente de Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, República Checa, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Liechtenstein, Lituania, Portugal, Serbia, España, Suiza, Escocia y Estados Unidos.
La miel falsa ha estado en circulación desde la década de 1970, cuando el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa se volvió ampliamente disponible. Para aumentar los volúmenes y las ganancias ilegales, los delincuentes agregan a la miel genuina jarabe de maíz y caña de azúcar, productos mucho más económicos.
Esta actividad afecta al mercado, que se ve inundado de falsificaciones con menor precio que el del producto genuino. En consecuencia, los apicultores se ven obligados a reducir gradualmente los precios y las cantidades que procesan de producto genuino. Esto puede poner en peligro sus actividades, llevándolas no sólo a disminuir la producción sino también a las poblaciones de abejas que mantienen.
Venta de carne de caballo ilegal
Se llevaron a cabo acciones específicas sobre pasaportes y carne de caballo en Bélgica, Croacia, Dinamarca, Francia, Irlanda, Italia y España.
OPSON IX, liderado por Europol, que funcionó en conjunto con OPSON 2020, vio el lanzamiento de un proyecto específico para apoyar a las autoridades nacionales en la lucha contra la venta ilegal de carne de caballo.
Esta acción fue dirigida por Bélgica, Irlanda y los Países Bajos y apoyada por la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea (DG SANTE). Las actividades de seguimiento realizadas en un programa llamado OPSON X, llevaron a la apertura de tres nuevas investigaciones en países de la Unión Europea.
Cubriendo las lagunas en la vigilancia
El número de controles alimentarios y los recursos asignados a ellos han ido disminuyendo en toda Europa en los últimos años. Investigaciones recientes han revelado significativamente más informes de los medios (más de 81 informes de los medios) sobre el fraude alimentario que las alertas oficiales (19 informes oficiales) desde el inicio de la pandemia.
“La capacidad de detectar productos agroalimentarios falsificados depende de la disponibilidad de técnicas moleculares y bioquímicas adecuadas, así como de su disponibilidad y asequibilidad para los inspectores gubernamentales. Además, es importante limitar el fraude alimentario al incluir, tanto como sea posible, los últimos desarrollos tecnológicos para mejorar la trazabilidad, como el sistema blockchain”, comentó Simovic.
A principios de este año, SwissDeCode lanzó al mercado una variedad de soluciones de pruebas rápidas en el lugar para detectar la adulteración de alimentos. El software basado en la tecnología de infrarrojo cercano "disruptiva" de Chemometric Brain, también se encuentra entre las herramientas que se están explorando actualmente para prevenir el riesgo de fraude alimentario.
Productos fraudulentos en Estados Unidos
Vale la pena aclarar que no sólo el viejo mundo es víctima del fraude alimentario, ¡aquí también se cuecen habas! Se han identificado 14 productos de gran consumo que por años han sido alterados o falsificados. Con todas las opciones orgánicas y naturales en las tiendas de comestibles en estos días, podríamos asumir que sabemos lo que va en nuestro carrito, pero ¿adivine qué? Es casi seguro que algo que está comprando no es lo que cree que es, según el nuevo libro: Comida real / comida falsa: por qué no sabe lo que está comiendo y qué puede hacer al respecto, por Larry Olmsted.
“Podría ser cualquier cosa, desde hacer pasar el pescado económico como un tipo más costoso hasta diluir los artículos. Y preste atención porque algunas de las sustituciones furtivas podrían enfermarlo gravemente”, afirmó el autor del libro.
Estos son los 14 productos identificados en Estados Unidos con mayores posibilidades de alteraciones o falsificaciones y que, por lo tanto, debe tener en cuenta para protegerse y proteger a su familia.
Aceite de oliva extra virgen. La mayoría de las botellas de Aceite de Oliva Extra Virgen son falsas, reporta Olmsted. Y este es un gran problema porque a menudo se les quita lo bueno y se reemplazan con sustituciones peligrosas.
“Este es uno de los alimentos falsos más omnipresentes en Estados Unidos, que llega hasta las cocinas de las casas, los restaurantes y los supermercados, y no es desconocido para las agencias gubernamentales que supuestamente vigilan nuestro suministro de alimentos”, afirmó Olmsted.
En lugar de usar productos puros, cargados de grasas saludables, a menudo se diluyen con aceites más baratos como el maní y la soya, lo cual es muy problemático porque ambos pueden causar reacciones alérgicas graves.
Aquí quiero rendir mi testimonio. Después de haber hecho un curso en Italia para aprender a catar el aceite de oliva, doy fe que lo que encuentro en el mercado está lejos de ser verdadero Aceite de Olivas Extra Virgen, es posible que exista, pero tendría que pagar un alto precio por aceite de la primera prensa.
Sushi. “En ese rollo de atún blanco que le encanta. Sí, probablemente no hay atún”, señaló Olmsted y continuó: “Un estudio realizado por el grupo de conservación marina sin fines de lucro Oceana, tomó muestras de restaurantes de sushi de Nueva York, y descubrió que el 100% de ellos servían pescado falso”.
“Los consumidores que piden atún blanco obtienen un animal completamente diferente, ningún tipo de atún en absoluto, el 94% de las veces. Sus probabilidades que le sirvan atún blanco real en un restaurante son aproximadamente las mismas que obtener cero / doble cero en una ruleta de Las Vegas, lo que quiere decir que no es bueno. En lugar de atún, es probable que esté comiendo escolar, que es apodado, como ‘pez ex-laxo’, porque es conocido por causar diarrea a las personas que lo consumen”, afirmó Olmsted.
Queso parmesano. El queso parmesano real es un manjar caro de Parma, Italia. Entonces, ¿cuál es la mayoría de las cosas que vemos etiquetadas como tales aquí? Olmsted citó un estudio de la FDA de 2016 que encontró que los productos marcados en Estados Unidos como "100% queso parmesano", a menudo se encuentran con queso más barato o incluso con pulpa de madera. Sugiere buscar el sello "Made in Italy" si está buscando el producto verdadero.
Miel. En este momento, no existen estándares que determinen y califiquen con toda precisión a la miel. Extraño, ¿verdad? Entonces, los establecimientos pueden vender miel diluida con edulcorantes baratos, como jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, o antibióticos ilegales y no recibir ninguna sanción por el engaño.
Café. Ok, éste nos golpea muy cerca. Olmsted manifestó que el café molido a menudo se mezcla con sustancias más baratas. “Los investigadores contemporáneos han encontrado ramitas, maíz tostado, cebada tostada molida e incluso pergamino molido tostado. La adulteración es más extrema en el café instantáneo en polvo, donde las sustancias encontradas incluyen achicoria, cereales, caramelo, pergamino, almidón, malta e higos”. Es más seguro simplemente comprar el café en grano y adquirir una máquina para molerlo en casa y, así, obtener un producto seguro.
Té. Sí, el té tampoco es seguro. Olmsted comentó que el Servicio de Investigación del Congreso, presentó un informe en 2014, donde afirmó que los fabricantes agregaban aserrín y hojas de otras plantas para prolongar el tiempo de duración de algunos tés.
Especias secas. ¿Cúrcuma? Se ha descubierto que contiene maíz. ¿Nuez moscada? A veces se mezcla con pimienta, que es más barata. ¿Orégano? De hecho, podría contener maleza triturada. Preocupante, ¿verdad?
Zumos o jugos de frutas. Esta es una categoría en la que se aconseja leer la etiqueta. Los fabricantes no están obligados a enumerar el porcentaje de cada ingrediente en el empaque y, como el jugo de manzana es mucho más barato que jugos como la granada o el arándano, algunos fabricantes a veces diluyen sus jugos costosos con montones de manzana. Y si está pensando, “Bueno, genial, me gusta el jugo de manzana de todos modos, lo compraré”, no. Esta es la explicación de Olmsted: “Incluso, si el jugo de manzana que compra resulta ser jugo de manzana real, es posible que no quiera beberlo. La mayoría del jugo de manzana que se vende en Estados Unidos proviene de concentrado de fabricación china que, repetidamente, ha presentado pesticidas y otras sustancias químicas prohibidas”.
Pargo (Red Snapper). Olmstead dijo que es más seguro evitar comprar Red Snapper por completo. Él comentó que el pescado caro casi siempre se falsifica en Estados Unidos, como ocurre en los lugares que intentan vender pescado más barato. Y esto podría ser particularmente peligroso para las mujeres embarazadas y los niños. “Tiene muchos imitadores diferentes, incluido el blanquillo rico en mercurio, que está en la lista de alimentos prohibidos de la FDA para grupos sensibles como niños y mujeres embarazadas”, comentó.
Aceite de trufa. Malas noticias para los amantes de las patatas fritas en trufa. De hecho, han estado comiendo productos químicos diseñados para darle el sabor a trufas. El aceite de trufa real es demasiado caro para que tenga sentido para la mayoría de los restaurantes. "Casi ningún aceite de trufa es real", sostuvo. La mayoría de los chefs están plenamente conscientes que lo que venden no es un hongo valioso, sino un cóctel químico barato producido en un laboratorio. La verdad sobre el aceite de trufa, aunque se oculta a los consumidores, es bien conocida en el negocio de la restauración.
Champán. La mayoría de los estadounidenses ha escuchado que es ilegal llamar a los vinos espumosos que no son de la región de Champagne en Francia, Champagne. “No del todo”, dijo Olmsted. “Según algunas estimaciones, más de la mitad del vino etiquetado como 'Champagne' que se vende en este país no es el verdadero y hay muchos productores, desde Long Island hasta Finger Lakes y California, siendo los más grandes Cook's, André, Great Western y Korbel”, escribió. Y, contrariamente a lo que podría haber pensado, las tiendas que venden esas marcas no mencionan dónde se fabrican esas falsificaciones.
Mero “Grouper”. El mero real capturado en la Costa Oeste de Florida es absolutamente delicioso. Pero Olmstead escribió sobre la gran exposición del St. Petersburg Times, que descubrió que las tiendas a menudo intentaban hacer pasar otros pescados más baratos como mero, como el bagre asiático, la tilapia, la merluza y "un pez espeluznante que, según las pruebas de ADN, pertenecía a una especie desconocida y ni siquiera se pudo identificar”. ¡Ay!
Langosta. Si obtiene langosta de algunas cadenas como Red Lobster y Long John Silver's, Olmsted comentó que “existe la posibilidad que esté comiendo langostino, que se refiere a algunas especies de camarones y cangrejo, pero no langosta”.
Vemos que las presiones de Covid-19 han dejado a los sistemas de vigilancia regulatoria más vulnerables al fraude alimentario, y los organismos de cumplimiento de etiquetado cuestionan si el problema está más extendido de lo que se informa actualmente en las alertas oficiales. Pero también vemos que, en algunos productos, estas prácticas han sido profesadas con bastante posteridad a la pandemia y que, seguramente, no es el final de esta práctica que pone en riesgo la vida de los consumidores.
Por Elsa Torres