Profesionalmente hablando. Reflexiones en el contexto del trabajo

Profesionalmente hablando es un espacio para revisar y capitalizar tus experiencias, buscando todas las oportunidades posibles para mejorar tus resultados y tu perfil profesional.

Siguiendo la enseñanza de William Thomson, Lord Kelvin: “Lo que no se define, no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”.

Esto lleva a preguntarte: ¿Te observas lo suficiente? ¿Tienes definiciones claras acerca de lo que te conviene revisar y mejorar en forma continua? ¿Tienes claro que te conviene cambiar para conseguir mejores resultados en tu trabajo diario?

En este espacio, conseguirás definiciones que te serán útiles para ubicarte, distinguir lo que podría estar sucediéndote y conocer alternativas que te hagan posible cambiar, solucionar y mejorar ahí en donde ahora mismo te es significativo e importante.

Estos espacios, te permitirán reflexionar y conseguir pautas para orientarte y obtener lo que necesitas para lograr lo que quieres en lo personal y en lo profesional.

Además, en cada entrega conocerás una nueva situación y estamos abiertos a tus consultas y preguntas anónimas. Date cuenta de que lo que a ti te ocurre hoy y las dudas que tienes ahora, pueden ser de utilidad para todas las demás personas.

 

Primer caso: Mi jefe no muestra interés en aspectos críticos del trabajo

Una persona con alto nivel de compromiso para con la salud y los mejores resultados en la operación de su empresa me consultó buscando alguna táctica o estrategia para conseguir que su jefe pusiera más atención sobre ciertos procesos críticos para los resultados de la compañía.

Después de escuchar los detalles de la situación pregunté: ¿Es necesario que tu jefe sepa todo eso?, a lo que me respondió que no, pero que le gustaría contar con más apoyo para conseguir que áreas involucradas cooperaran más.

En unos minutos más de conversación surgió que la persona se sentía con inseguridad por estar actuando por sí misma sin que su jefe confirmara cada una de sus decisiones. Otra preocupación era dar la impresión de estarse “saltando” la autoridad de la Dirección, al gestionar con otros niveles directivos la participación de sus equipos en el esfuerzo grupal que su área frecuentemente se ocupaba de organizar.

Con todo esto en la mesa pregunté: ¿Qué consideras que tu jefe espera de ti y tu trabajo? A lo que me respondió que creía que la expectativa era que resolviera los diferentes asuntos de los que el área en cuestión está encargada y no tener que ocuparse de ninguno de los detalles relacionados con ello.

En pocos minutos el asunto fue quedando claro, sólo existía un detalle que podría estar causando el malestar, así que pregunté: ¿Cómo has visto que le gusta ser percibido a tu jefe y qué piensas que le interesa proyectar a las demás personas y áreas? La respuesta fue siempre con mucha seguridad personal, una gran sonrisa y amabilidad: “Creo que le gusta proyectar que todo está bajo control en su área”.

Durante el resto de la conversación quedó claro que parte importante para ese director, era la total confianza en la capacidad y el liderazgo que sabía que su colaborador era capaz de exhibir. Por lo mismo, desde su perspectiva, todo se limitaba a dejar hacer a su asociado y confiar en que los resultados saldrían bien.

La duda es un factor que hace mucho daño cuando no hacemos el trabajo necesario para obtener certeza. Si tu jefe no se está comprometiendo, pero tampoco te entorpece y si te deja actuar sin limitar tu aparición en los reflectores, confía en tu capacidad, asume la responsabilidad y logra los resultados. Él sabrá el porqué de su actitud y tú bien puedes aprovechar para demostrar de qué eres capaz.

Muchas veces el hecho de estar con demasiada atención a la política interna puede causar que nos preocupemos en exceso acerca de cómo será percibido nuestro comportamiento y, en casos como estos, dejamos de ver que detrás de cada figura política es necesario que exista un equipo comprometido con los resultados.

Si tú no estás en la pasarela política y sí se espera que cumplas con los requisitos y las expectativas puestas en la operación, deja de preocuparte por recibir aprobación. Profesionalmente hablando opera, resuelve y, por sobre todas las cosas, logra.

 

Segundo caso: Me siento muy mal por el trato que recibo en el trabajo

No es raro que aparezca malestar cuando una persona duda acerca de la forma en la que está realizando sus funciones o si siente inseguridad acerca de los resultados que entrega.

Una situación así llegó a mí hace poco tiempo y quien en ese momento consultaba dijo sentirse triste por pensar que no cumplía con lo necesario para realizar el trabajo y comenzaba a creer que lo mejor que podía hacer era renunciar.

¿Qué te hace pensar todo esto? pregunté y, después de pensarlo un momento, me dijo que la persona a cargo del equipo constantemente estaba criticando su trabajo y que de distintas maneras le había estado haciendo sentir incapaz.

Revisando la experiencia de manera un poco más extensa, pude enterarme de que en general los resultados de su trabajo eran correctos y que las críticas normalmente giraban en torno a la forma más que al fondo y que, incluso, en ese punto sí han ido ocurriendo mejoras de manera continua.

Entonces sí estas aprendiendo y tus resultados están mejorando todo el tiempo, pones atención y te dedicas, debido a que estás consciente de lo que ha estado sucediendo y ajustas tu comportamiento para hacer las cosas como te lo piden y lograr los resultados que se esperan de ti ¿cierto?, pregunté.

Después de contestar afirmativamente de pronto la persona expresó: ¿Entonces por qué nada les parece bien y por qué me critican constantemente? Yo estudié mi carrera y tengo la capacidad para hacer mi trabajo y también puedo aprender a hacer las cosas como esperan que las haga.

En ausencia de líderes y organizaciones preparadas para crear un clima laboral que favorezca el desarrollo de la confianza las personas, podemos aprender a confiar en nuestros aprendizajes, capacidades y experiencias.

Observa, escucha y pregunta mucho. Identifica qué personas parecen tener las mejores prácticas y trata de aprender de ellas. Respira y recuerda tus capacidades y cuando lleguen las críticas piensa que son lecciones dadas por una persona que no sabe enseñar pero que por fortuna llegan a ti que sí sabes aprender.

Piensa que quizá te están entrenando, aunque sea de manera informal y lo estén ejecutando mal. Al final puede ser que este entrenamiento te sea útil, porque te está enseñando todo lo necesario para aprender a trabajar en esa organización.

La persona me miró un momento y asintiendo con la cabeza dijo que sí para añadir después que si no le gustaba el estilo de liderazgo siempre podía encontrar otro trabajo para el que le iba a servir todo lo aprendido.

Por Genaro Trías

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