Poner al personal en el corazón del negocio

En el libro “The Heart of Business: Leadership Principles for the Next Era of Capitalism”, Hubert Joly comparte: “He llegado a creer – a saber – que el propósito y las conexiones humanas constituyen el corazón mismo de los negocios”. Ésta fue una muy interesante y reflexiva lectura que me dejó en resonancia.

En mis 30 años de trabajo en Bimbo, conocí y viví en carne propia muchos de los principios que Joly comparte y que hoy marcan una nueva tendencia en la forma de hacer negocios en el mundo.

Don Lorenzo Servitje, fundador de Bimbo, tuvo la visión humanista de colocar a las personas en el centro de sus valores y lo gravó en su ADN desde sus inicios. El propósito de crear una empresa sustentable, altamente productiva y plenamente humana, la convirtió, con el paso de los años, en la organización prestigiada y admirada que es hoy.

Durante mi trayectoria de trabajo, tuve oportunidad de vivir en Centro y Sudamérica por 10 años y trabajar cercanamente con colegas en Estados Unidos y Canadá, y pude constatar que independientemente del idioma, la cultura y la geografía, todas las personas queremos ser tratadas con respeto, justicia, confianza y afecto. Esta es la regla de oro con la que todos los que forman parte de una empresa deben comportarse y tratarse, sobre todo, los líderes; el principio es muy simple, nada educa más a los colaboradores que el ejemplo de su líder.

A finales de 2020, me separé de la organización y al poco tiempo ingresé a otra empresa del ramo alimenticio que pretendía dar el salto a convertirse en una compañía más institucional y, en la cual, consideré podía sembrar la cultura de trabajo que viví y aprendí. Sin embargo, me encontré con una empresa con procesos superficialmente definidos, falto de políticas y principios claros que sirvieran como referencia en la toma de decisiones, sin una visión estratégica definida y un ambiente de conflicto entre las áreas. Fue un desafío que acepté con gusto y determinación, siempre pensando que yo podía influir y ser parte de la transformación de la empresa. Lamentablemente, en la empresa lo más importante era incrementar sus ingresos sin importar el costo ni respetar la dignidad y derechos de su gente. Me di cuenta de que no era terreno fértil y me separé de ella; mi congruencia y ética personal están por encima de un trabajo semejante.

Don Lorenzo Servitje decía que la empresa no debe ser solamente un lugar donde la gente se gane la vida, sino una escuela donde pueda crecer como profesional y como ser humano, donde pueda desarrollar su potencial y convertirse en la mejor versión posible de sí mismo.

En esencia, los seres humanos estamos diseñados para conectar, aprendemos, crecemos y nos desarrollamos en la medida que interactuamos con nuestros semejantes y los líderes en la empresa jugamos un rol determinante en la creación de esos vínculos y conexiones.

Joly menciona en su libro que “la mayoría de nosotros no podemos existir sin conexiones humanas y el trabajo es una forma de nutrir estas conexiones. A través del trabajo, somos parte de una red de interacciones humanas”. No podría estar más de acuerdo con él.

Las personas ingresamos a una empresa con sueños e ilusiones, un trato de confianza justo, respetuoso y afectuoso crea un ambiente de trabajo de colaboración, responsabilidad y compromiso, ingredientes indispensables para que una empresa consiga alcanzar sus objetivos de rentabilidad, productividad y sustentabilidad en el tiempo.

La pandemia por Covid-19 ha enfatizado con mayor profundidad la importancia de poner al personal en el corazón del negocio, el fenómeno de la gran renuncia que se desató en Estados Unidos es un ejemplo de ello. El actual contexto nos golpeó con una dureza inusitada, nunca vista en nuestra generación y nos ha hecho reflexionar y cuestionarnos sobre la fragilidad de la vida, de lo efímera que puede ser y de la importancia de dedicarle tiempo a las cosas que realmente le dan valor a nuestra existencia.

Joly describe una simpática anécdota que sucedió cuando era CEO de Best Buy, y creo representa un ejemplo el comportamiento de los colaboradores cuando están conectados con el propósito de la empresa. Dos vendedores la protagonizaron cuando una clienta y su hijo de tres años ingresaron a la tienda explicando que al regalo de Navidad del niño se le había roto la cabeza, un dinosaurio T-Rex. El pequeño se veía triste, ya había creado un vínculo emocional con su juguete. Lo más simple que los dos vendedores podrían haber hecho era entregar otro T-Rex idéntico al niño y dar por terminado el incidente. En cambio, acercaron al niño y a su madre y detrás del mostrador narraron con detalle la cirugía reconstructiva que estaban haciendo al juguete para restaurarlo y discretamente introdujeron un nuevo T-Rex. Después de unos minutos, lo entregaron al niño que dibujó una tremenda sonrisa cuando vio su querido juguete “restaurado”.

Las personas queremos formar parte de una empresa con un propósito trascendente y noble, que entienda que la era del capitalismo maquiavélico que enarbolaba la bandera de la generación de la riqueza como su principal objetivo, ha quedado en la obsolescencia; que la rentabilidad y la productividad son importantes pero que, además, la empresa debe soportar el desarrollo profesional y personal de su gente, contribuir a su balance y calidad de vida, aportar al bienestar de la comunidad y sociedad en las que se desenvuelve, cumplir las leyes y normas vigentes y respetar el medio ambiente y cuidar el planeta. En pocas palabras, generar valor con ética e integridad, lo cual se ha vuelto vitalmente importante, sobre todo para las nuevas generaciones de profesionales que se suman al mercado laboral cada año.

Tal vez pueda sonar romántico, pero creo firmemente que es posible que los líderes podamos crear espacios y ambientes de reflexión para orientar a los colaboradores a descubrir su propósito personal y buscar la conexión con el propósito de la empresa, y esto es factible cuando la cultura tiene a la gente en el corazón del negocio.

Puedo decir, con agradecimiento, que en mi trayectoria en Bimbo tuve grandes maestros de vida y estaré eternamente agradecido con ellos. Y sé, que la mejor forma de reconocerlos, es pagar con la misma moneda a mis colaboradores.

Referencia:

Joly, Hubert. (2021). The Heart of business: leadership principles for the next era of capitalism. Boston, Massachusetts: Harvard Business School Publishing.

Hubert Joly es profesor titular en la Escuela de Negocios de Harvard y expresidente y director ejecutivo de Best Buy. También es miembro de la Junta Directiva de Johnson & Johnson y Ralph Lauren Corporation, miembro de la Junta Asesora Internacional de HEC Paris, y Fideicomisario del Instituto de Arte de Minneapolis y de la Biblioteca Pública de Nueva York. Ha sido reconocido como uno de los 100 mejores directores ejecutivos del mundo por Harvard Business Review, uno de los 30 mejores directores ejecutivos del mundo por Barron's, uno de los 10 mejores directores ejecutivos de Estados Unidos por Glassdoor y uno de los 50 principales “Pensadores de gestión en el mundo de Thinkers50”.

Por Víctor M. Reyes Sáenz

Víctor Reyes actualmente es responsable de gestionar la operación de la empresa Sardinas de Sonora, que incluye una Planta Procesadora de Harina y Aceite de pescado, otra Planta Enlatadora de sardinas y una flota de siete barcos. La empresa da empleo directo a 650 personas.

Por 30 años cubrió diferentes cargos en Grupo Bimbo, siendo su último puesto en la panificadora como director de Operaciones (Manufactura y Cadena de suministro) en la Planta Villahermosa. Cuenta con experiencia internacional de 10 años en Chile, El Salvador, Brasil, Venezuela, Perú, Uruguay, Paraguay y Argentina. Entre sus aptitudes destaca su enfoque por alcanzar resultados de negocio a través de una disciplinada rendición de cuentas y asignación recursos con detallado análisis en costo-beneficio, desarrollo de cultura de productividad y mejora continua, liderazgo de cambio orientado a identificar e impulsar las oportunidades de mejora continua, facilitando la colaboración e integración de las áreas de la empresa, pensamiento estratégico con visión de negocio, entendiendo el contexto competitivo de la empresa; desarrollando una planeación táctica dentro de la estrategia general de la empresa y con fuertes habilidades de comunicación con el equipo trabajo, y liderazgo con perfil humano enfocado a desarrollar el talento y potencial de los colaboradores, integrando equipos de trabajo efectivos, persiguiendo afanosamente la productividad y respetando la dignidad de las personas, delegando y empoderando la toma de decisiones. “Una empresa es lo que es su gente y su gente es lo que son sus líderes”.