Agencias. Recientemente se dio a conocer que los aranceles de la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, al café genera preocupación en Latinoamérica y podría forzar a los productores a reconfigurar el mercado global del grano con impactos en los precios, la competitividad y las decisiones de consumo en un contexto de máximos históricos en Estados Unidos la libra supera los ocho dólares.
Por su parte, Brasil, primer productor y exportador global, será el más afectado con el arancel del 50 % que entrará en vigor el 01 de agosto sobre sus envíos a Estados Unidos. En 2024, el país suramericano superó los 2,000 mdd de venta de café, el 16 % de su producción total y dominando cerca de un tercio del mercado estadounidense.
Al respecto, la Asociación Brasileña de la Industria del Café (Abic) alertó sobre "impactos extremadamente negativos y relevantes" a toda la cadena productiva, desde los pequeños caficultores hasta los grandes exportadores.
Cabe recordar que en abril, Estados Unidos ya había impuesto al país un arancel del 10%, percibido entonces como manejable e incluso ventajoso frente a competidores como Vietnam o Indonesia. Sin embargo, el nuevo gravamen del 50% amenaza con reducir drásticamente la participación del café brasileño en su principal destino de exportación.
Marcos Matos, director general del Consejo de Exportadores de Café (Cecafé), dijo que se estudian mecanismos de negociación para lograr que el grano sea considerado un "recurso natural no disponible" en Estados Unidos y pueda quedar exento de las tarifas.
Matos reconoció que, si bien Brasil busca diversificar sus ventas hacia Asia y Medio Oriente, el país suramericano "es insustituible desde el punto de vista de producción y exportación, así como Estados Unidos es insustituible para Brasil desde el consumo".
Por su parte México, el décimo productor de café del mundo, enfrenta también un escenario complejo si se confirma el arancel del 30%. Con exportaciones por más de 348 mdd a Estados Unidos en 2024, los caficultores de las regiones de Chiapas, Oaxaca y Veracruz temen una caída de los precios internos si los importadores trasladan el costo del gravamen a la compra local.