Comunicado. La transformación de los sistemas agroalimentarios ha de tener muy en cuenta la sostenibilidad, a fin de que “tengamos buenos alimentos hoy y mañana para todos”, informó Máximo Torero, economista en jefe de la FAO.
Y agregó: “Si no tenemos cuidado con nuestro ambiente y nuestros recursos naturales, lo que hagamos hoy día no vamos a poder hacerlo mañana porque, si los suelos se deterioran, el agua se usa mal y generamos más emisiones, vamos a tener efectos de cambio climático, no vamos a tener buenas tierras o suelos”.
Por eso, añadió, “estamos viendo cómo podemos vincular la transformación de estos sistemas agroalimentarios para que, además, sean sostenibles para mañana”, con el objetivo de tener buenos alimentos en el presente y en el futuro.
En su opinión, “la agricultura tiene mucho espacio para mejorar en eficiencia y redistribución”, lo que permitirá también “reducir emisiones y usar mejor los recursos naturales, y eso debería llevar a atraer más financiamiento climático (…) Hoy en día solo el 3.6 por ciento del financiamiento climático viene de la agricultura, cuando es el sector que más puede hacer por el cambio climático”.
La crisis climática afecta en cinco dimensiones: temperaturas extremas, exceso o falta de agua, variabilidad climática que dificulta la toma de decisiones por parte de los agricultores, evolución de las pestes y las enfermedades y migración de especies y de seres humanos, como ocurre en Centroamérica.
Torero destacó que se debe buscar que “el derecho a los alimentos se cumpla, mejorar la producción”, ante cifras como los 735 millones de personas que pasan hambre en el mundo y los 3.1 millones sin acceso a una dieta saludable, cuando más del 30% de la producción mundial de alimentos se pierde o se desperdicia.
Si bien a nivel global la situación alimentaria ha mejorado, sigue siendo muy severa en los países o zonas en condiciones extremas, debido a conflictos, cambio climático y efectos macroeconómicos.
El sector agropecuario tiene un importante papel a la hora de erradicar la pobreza y el hambre y reducir las desigualdades de forma permanente, como persigue el programa Mano de la Mano de la FAO, activo ya en 68 países de un total de 72 que han pedido este apoyo, en especial de África, pero también de Asia (especialmente en Bangladesh y también en Pakistán), América y Europa.
En América está en toda Centroamérica, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y hay iniciativas regionales para el corredor seco y la Amazonía, Cuba también va a tener su programa, y en República Dominicana se fija en un sector de Pedernales, provincia del suroeste del país fronteriza con Haití, un área muy pobre y con mucha inmigración, pero también con “mucho potencial agrícola”, según Torero.
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